lunes, 30 de noviembre de 2009

3+D

Tras alguna que otra vuelta, dejamos nomenclaturas anteriores por la definitva 3+D entertainment SL. Un nombre que se adecúa más a nuestra naturaleza: combinamos la producción audiovisual en 3D, con la innovación y desarrollo de la tecnología estereoscópica.

Ah, por cierto. Ahí dentro está la VegasVision 3D 1.0 terminada.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Diez razones para creer en el 3D

1. Cuando se pasó del blanco y negro al color, muchos seguían defendiendo el uso del b/n. Razones artísticas había, claro, pero también de estar acostumbrados a manejarse con ese lenguaje. La adaptación a uno nuevo es jodida, pero necesaria. El paso del 2D al 3D es exactamente igual. Vemos en 3D, de igual modo que vemos en color. Es totalmente lógico el paso del 2D al 3D, porque igual que vemos en color, también vemos en tres dimensiones. No vamos a quedarnos en el 2D en b/n...

2. Pasar a 3D no significa perder el 2D. Con el color ocurrió más drásticamente, pero siguen haciéndose películas en b/n. Tampoco se perderán las películas en 2D, se seguirán haciendo, por supuesto.

3. No solo las películas espectáculo serán en 3D. Michael Bay ha dicho que no hará 3D (por supuesto, su ritmo de montaje de esquizofrénico se lo impedirá hasta dentro de 30 años). Habrá películas de bajo presupuesto en 3D, películas históricas, de terror, de acción, thrillers...

4. El 3D es una vuelta al origen del cine. Para contar en 3D tienes que hacerlo retomando el lenguaje del cine clásico. Y de la pintura. Ya hemos dicho en otras ocasiones que el 3D tiene más que ver con las bailarinas de Degas que con efectos especiales. La era del 3D nos trae un nuevo lenguaje, con todas las posibilidades que ello conlleva. Encontraremos nuevos modos de narrar en un plano, de hacer elipsis, flashbacks, jump cuts... el tiempo de lectura de los planos es muy distinto del 2D, por lo que hay que escribir, rodar y montar de manera diferente, con lo que: HAY QUE DESARROLLAR UN NUEVO LENGUAJE. No hay nada mejor que la página en blanco.

5. El HD nació para el 3D, cada vez estoy más convencido. El HD en 2D no es muy agradable que digamos (salvo casos, mirad Zodiac), sin embargo es fundamental para el 3D. Permiten disfrutar uno del otro, porque la precisión y la perfección del HD es fundamental para el buen visionado y el disfrute del 3D.

6. La renovación del lenguaje cinematográfico con el 3D, permitirá contar nuevas historias o, mejor dicho, las historias que llevamos contando todas la vida, pero contadas de otro modo. A día de hoy ninguna película es totalmente original. Aristóteles, Eurípides y sus compadres ya contaron todo en su día. Hoy lo repetimos con otras fórmulas. Fórmulas que, sinceramente, me agotan. El 3D es un soplo de aire fresco, una nueva mirada sobre lo que más nos gusta a las personas: contar cuentos (sean chinos o no).

7. El 3D es totalmente emocional. Te llega más directamente que una imagen plana. Por lo que el drama - así, en general - funciona a un nivel más sensorial e inmediato. Un desnudo funciona mucho más, pero una muerte, un tiroteo o un plano de una chica llorando, también. Podemos, con el 3D, llegar de un modo más profundo a lo que queremos todos los que nos dedicamos a esto: conectar lo más posible con el público.

8. Toda película en 3D deberá tener su montaje - diferente - en 2D. Con lo que se crearan diferentes películas, con diferentes lenguajes, sobre la misma historia, con todas las posibilidades de disfrute como espectador y de disfrute como creador. Por no hablar de lo que sacarán los que lo sepan vender bien.

9. El 3D no es estanco. Evolucionará. Ya está evolucionando. El 3D de hoy, no será el de dentro de 20 años. Al igual que ha ocurrido con el sonoro o con el color, evolucionan cada día. Dentro de 20 años el 3D será diferente y dentro de 50 también. A medida que nos acostumbremos a él, también haremos por mejorarlo, cambiarlo, hacer que crezca y nosotros con él.

10. No solo el cine de ficción se verá beneficiado del 3D. También lo harán los deportes, la música, los documentales... y con ello nosotros, porque nunca olvidemos que, si no te gusta el 3D o directamente pasas del tema, siempre podrás quedarte con tu 2D de toda la vida. Habrá más donde elegir, más contenidos y más formatos. También más donde te harán gastar, pero, al fin y al cabo, eso también será tu elección. ¡Ah! Y para los reticentes, las gafas terminarán por desaparecer.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Broadcast

Esta semana hemos estado en el Broadcast de Madrid, donde una parte importante está dedicada al 3D. Y es que la estereoscopía, a pesar de que algunos conserven sus dudas, ha llegado para quedarse.
Hemos visto diferentes modelos de cámaras y acudimos a la charla de Rafa Roche y Mikel Planchart.
Si algo podemos deducir de esta visita es que el 3D se está adaptando muy rápido para la televisión. Ciertamente, la TV parece así una ventana por la que espías a los personajes. No pierde su encanto ni un ápice el 3D y algunos contenidos - deportes, música en directo - parecen hechos para verlos de esta manera.

Sin embargo, es en los cines donde el 3D alcanza su máxima expresión. No tiene porqué ser para contenidos cinematográficos exclusivamente. Un concierto o un partido de fútbol son un auténtico espectáculo en una pantalla grande. Porque el 3D funciona realmente con una pantalla de esas dimensiones, donde la imagen te atrapa y te transporta a una realidad más real que lo real.

Mañana volveremos a la mesa redonda sobre la estereoscopía.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Más allá

Fue un auténtico privilegio ver el otro día en el cine - y en proyección digital - La naranja mecánica. ¿Para qué voy a hablar de la calidad de la cinta? A pesar de que sé que Kubrick ostenta numerosos detractores, no me molestaré en defenderla, pues se defiende ella sola.

Sí que hablaré en cambio del lenguaje cinematográfico de Kubrick y la estereoscopia. ¿Qué tienen que ver? Más de lo que parece a simple vista. No es casual que, en mi caso, tras muchos años de veneración por Kubrick y su modo de hacer, encuentre ahora refugio en el 3D. No me gusta el 3D porque es nuevo, ni porque está de moda, ni porque sea la hostia. Me gusta el 3D porque es un lenguaje que entiendo y que admiro desde que supe que dedicaría mi vida a esto de filmar.

Cuando pienso en cómo rodar algo, el lenguaje estereoscópico - todavía en bragas - me traslada a lenguajes similares en 2D como el de Orson Welles o John Ford, pero es quizá en Kubrick donde encuentro un mayor acercamiento. Hay en Kubrick una aproximación verdadera y enfática de lo que se puede explorar con el 3D, en sus planos con grandes angulares, situando la cámara muy cerca del actor, pero dando relevancia al resto de elementos de la escena; así como en sus largos travellings siguiendo a los personajes; en la definición de los espacios; en - por supuesto - el tempo de la película y el ritmo de lectura de los planos; en la disposición de la cámara en contrapicados que, a veces, hacen parecer que el actor sale de la pantalla...

Ya he dicho con anterioridad que de haber existido la tecnología estereoscópica actual, Kubrick habría rodado 2001 así. No creo que solo 2001, creo que todas sus películas. Viendo La naranja mecánica en pantalla grande y con un grado de detalle absolutamente apabullante, se aprecia mucho más lo que digo, y es que a mi no me gusta el 3D ahora, como por casualidad y por eso digo estas cosas. No hablo del 3D como mucha gente lo entiende: un ente abstracto que no es más que un efecto especial más para vender palomitas. No lo creo y afirmo con total rotundidad que la estereoscopia es un nuevo lenguaje cinematográfico y audiovisual y que, sus bases, siempre han estado ahí. Yo he volcado toda mi fuerza en el 3D porque es algo con lo que he convivido siempre y la forma de contar de Kubrick me lo deja claro: Me gusta el 3D porque me ha gustado desde siempre Kubrick. No es casualidad.

Sé que muchos no verán estas apreciaciones y por muchas veces que vean La naranja mecánicano verán el 3D por ninguna parte. Eso es porque piensan en cosas saliendo de la pantalla. Cuando es lo último que hay que pensar.

El 3D es profundidad, en todos los sentidos.